Unas curiosidades antes del asunto principal.
Ya se indicó que una de las tareas por las que debíamos estar agradecidos a los musulmanes era haber preservado y traducido los textos clásicos que los cristianos hicieron desaparecer en Europa. El caso es que esa tarea de recuperación tuvo que esperar al año 850. Es decir, que perdimos unos 8 siglos de avance. Como para ponerse a pensar, ¿eh?
Otra curiosidad para presumir de conocimientos. La palabra hospital viene del latín hospitium, que era originalmente referido al lugar donde se recibía a invitados (como se conserva, por ejemplo, en la palabra hospitalidad). Otra palabra derivada sería hospicio, originalmente el lugar en el que se tendría de forma permanente a los pobres, enfermos incurables y locos. Y hospitalis, sería el adjetivo para describir el lugar en el que se tendría temporalmente a los enfermos.
Por tanto, en principio, hospital se referiría a dos lugares distintos: el d atención a enfermos y el de recluimiento de los desheredados. Luego derivaron hacia los centros de curación que son ahora.
Bueno. Pues después de las curiosidades, el tema central: la lepra. Una enfermedad con muy mala reputación.
Una mala reputación que podría ser debida al hecho de que antiguamente la palabra lepra tenía dos significados: uno sería la maldición para los pecadores que se señala en el Levítico (cuya pena sería la expulsión de la comunidad judía); y otra sería la verdadera enfermedad causada por un bacilo relacionado con la tuberculosis. La similitud lingüística hizo que en la Edad Media, la enfermedad (realmente poco infecciosa) adquiriese los estigmas de la lepra bíblica, terminándose por asimilar ambos términos.
Incluso hay estudiosos que consideran que todo se debería a una mala traducción del término bíblico hebreo tsara'ath, que no tendría realmente nada que ver con la lepra, como enfermedad. Según parece, la descripción de la lepra bíblica no sólo no coincide con la lepra médica, sino con ninguna enfermedad contagiosa conocida en la época.
Desgraciadamente, la lepra médica tiene unos efectos sobre los enfermos (al afectarles a los labios, la nariz y los nervios de la laringe) que hace que su voz sea desagradable (parecido al efecto que tiene el síndrome de Down, al engordar la lengua de los afectados, dándoles esa forma de hablar característica y que tanto desprecio y burla crea en los ignorantes). Además, la lepra también genera afecciones en la piel que hacen que los pacientes tengan grandes dolores. Ninguno de estos síntomas aparece en el Levítico.
Algunas de las referencias a la lepra que encuentro en la Biblia son:
Génesis 4: 6 Y añadió Yahveh: «Mete tu mano en el pecho.» Metió él la mano en su pecho y cuando la volvió a sacar estaba cubierta de lepra, blanca como la nieve.
7 Y le dijo: «Vuelve a meter la mano en tu pecho.» La volvió a meter y, cuando la sacó de nuevo, estaba ya como el resto de su carne.
2 Cuando uno tenga en la piel de su carne tumor, erupción o mancha blancuzca brillante, y se forme en la piel de su carne como una llaga de lepra, será llevado al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes.
3 El sacerdote examinará la llaga en la piel de la carne; si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y la llaga parece más hundida que la piel de su carne, es llaga de lepra; cuando el sacerdote lo haya comprobado, le declarará impuro.
7 Pero si después que el sacerdote le ha examinado y declarado puro, sigue la erupción extendiéndose por la piel, se presentará de nuevo al sacerdote.
8 El sacerdote, al comprobar que la erupción se extiende por la piel, lo declarará impuro: es un caso de lepra.
9 Cuando en un hombre se manifieste una llaga como de lepra, será llevado al sacerdote.
10 El sacerdote lo examinará, y si observa un tumor blancuzco en la piel, el color del pelo mudado en blanco y una úlcera en la hinchazón,
11 se trata de lepra arraigada en su piel; el sacerdote lo declarará impuro y no le recluirá, porque es impuro.
12 Pero si la lepra se ha extendido por la piel hasta cubrir toda la piel del enfermo desde la cabeza hasta los pies, en cuanto alcanza a verlo el sacerdote,
13 éste lo examinará, y si la lepra ha cubierto toda su carne, declarará puro al afectado por la llaga: se ha vuelto todo blanco; es puro.
14 Pero cuando se vea en él una úlcera, quedará impuro;
15 en cuanto el sacerdote vea la úlcera, lo declarará impuro. La úlcera es impura; es un caso de lepra.
18 Cuando en la piel de alguno se ha curado un divieso,
19 y en el lugar del divieso aparece un tumor blanco, o una mancha de color blanco rojizo, ése habrá de presentarse al sacerdote.
20 El sacerdote lo examinará, y si la mancha parece más hundida que la piel y su pelo se ha vuelto blanco, el sacerdote lo declarará impuro. Es llaga de lepra que se ha producido en el divieso.
21 Pero si el sacerdote ve que no hay en ella pelo blanco, ni está más hundida que la piel, y que ha perdido color, le recluirá por siete días.
22 Si entonces se extiende por la piel, el sacerdote lo declarará impuro; es un caso de lepra.
23 Pero si la mancha sigue estacionaria, sin extenderse, es la cicatriz del divieso; el sacerdote lo declarará puro.
24 Cuando en la piel de alguien hay una quemadura, y sobre la quemadura se forma una mancha de color blanco rojizo o sólo blanco,
25 el sacerdote la examinará; y si el pelo se ha vuelto blanco en la mancha blanca y ésta aparece más hundida que la piel, es que se ha producido lepra en la quemadura. El sacerdote lo declarará impuro; es un caso de lepra.
26 Si, en cambio, el sacerdote observa que en la mancha no aparece pelo blanco, que no está más hundida que la piel y que ha perdido color, lo recluirá siete días.
27 Al séptimo día lo examinará, y si se ha extendido por la piel, el sacerdote lo declarará impuro; es un caso de lepra.
29 Cuando un hombre o una mujer tengan una llaga en la cabeza o en la barbilla,
30 el sacerdote examinará la llaga, y si ésta aparece más hundida que la piel, y si hay en ella pelo amarillento y más ralo, el sacerdote lo declarará impuro; es tiña, o sea, lepra de la cabeza o de la barbilla.
40 Si a alguno se le cae el pelo de la cabeza y queda calvo por detrás, es puro.
41 Si se le cae el pelo de la parte delantera de la cabeza, es calvo por delante, pero es puro.
42 Pero si en la calva, por detrás o por delante, aparece una llaga de color rojizo, es lepra que se ha producido en la calva, sea por detrás o por delante.
43 El sacerdote la examinará y si la hinchazón de la llaga en la parte calva es de color blanco rojizo, con aspecto de lepra en la piel,
44 se trata de un leproso: es impuro. El sacerdote le declarará impuro; tiene lepra en la cabeza.
45 El afectado por la lepra llevará los vestido rasgados y desgreñada la cabeza, se cubrirá hasta el bigote e irá gritando: «¡Impuro, impuro!»
46 Todo el tiempo que dure la llaga, quedará impuro. Es impuro y habitará solo; fuera del campamento tendrá su morada.
47 Cuando aparezca una llaga de lepra en un vestido de lana o de lino,
48 o en tejido o cobertor de lino o lana, o en una piel, o en cualquier objeto de cuero,
49 si la mancha en el vestido o en la piel, o en el tejido o en el cobertor, o en cualquier objeto hecho de cuero, tiene color verdoso o rojizo, es llaga de lepra y debe ser mostrada al sacerdote.
50 El sacerdote examinará la mancha y encerrará el objeto manchado durante siete días.
51 Al séptimo, el sacerdote examinará la mancha y si se ha extendido por el vestido, tejido, cobertor, piel o por un objeto de cuero, es un caso de lepra maligna y el objeto es impuro.
52 Se quemará el vestido, tejido, cobertor de lana o de lino o el objeto de cuero en que se encuentre la mancha, pues es lepra maligna; será quemado.
57 Pero si vuelve a aparecer en el vestido, tejido, cobertor o en un objeto de cuero, es mal contagioso; quemarás lo que está afectado por la lepra.
58 En cuanto al vestido, tejido, cobertor o el objeto de cuero, que después de ser lavado pierdan la mancha, serán lavados por segunda vez y quedarán puros.
59 Estas es la ley para la mancha de lepra que se halla en los vestidos de lana o de lino, en el tejido e en el cobertor o en cualquier objeto hecho de cuero, para declararlos puros o impuros.
Levítico 14
1 Yahveh habló a Moisés diciendo:
2 Esta es la ley que ha de aplicarse al leproso en el día de su purificación. Se le conducirá al sacerdote,
3 y el sacerdote saldrá fuera del campamento; si, tras de haberlo examinado, comprueba que el leproso está ya curado de la llaga de lepra,
4 el sacerdote mandará traer para el que ha de ser purificado dos pájaros vivos y puros, madera de cedro, púrpura escarlata e hisopo.
5 Después mandará inmolar uno de los pájaros sobre una vasija de barro con agua viva.
6 Tomará luego el pájaro vivo, la madera de cedro, la púrpura escarlata y el hisopo, los mojará, juntamente con el pájaro vivo, en la sangre del pájaro inmolado sobre el agua viva,
7 y rociará siete veces al que ha de ser purificado de la lepra. Y, tras de declararlo puro, soltará en el campo el pájaro vivo.
33 Yahveh habló a Moisés y a Aarón diciendo:
34 Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán que yo os doy en posesión, y castigue con lepra alguna de las casas de la tierra que poseeréis,
35 el propietario de la casa irá a avisar al sacerdote, diciendo: «Ha aparecido algo como lepra en mi casa.»
36 El sacerdote, antes de entrar en la casa para examinar la lepra, ordenará que desocupen la casa, para que nada quede inmundo de cuanto hay en ella. Después entrará el sacerdote a examinar la casa.
37 Si al examinarla observa que la mancha forma en las paredes de la casa cavidades verdosas y rojizas que parecen hundidas en la pared,
38 el sacerdote saldrá a la puerta de la casa y la cerrará durante siete días.
En fin, que realmente, la lepra bíblica afectaba a cualquier parte del cuerpo, a la ropa e incluso a las paredes de las casas.
Hay quien considera que algunos de los síntomas descritos podrían ajustarse más a la elefantiasis, causada por un parásito. Una enfermedad que ya fue descrita por Hipócrates, que en griego sería lepra, y de ahí posiblemente pasó a denominar otra enfermedad.
Para acabar de joderlo todo, en el concilio de Ancira, en 314, la iglesia ordenó restricciones sobre los leprosos, calificándolos de impuros tanto en cuerpo como alma..
Como desgraciada coincidencia, resulta que pudo haber un brote de lepra médica en la misma época en la que el cristianismo se extendía por Europa. Y en la Edad Media se llegó al máximo de relación con la lepra bíblica.
En el texto se señala como una ironía que los monjes, los únicos con conocimientos tanto médicos como lingüísticos, y que por tanto podrían tener clara la diferencia entre la lepra-enfermedad y lepra-bíblica, no hicieron nada por hacer entender la diferencia. Más que una ironía, una muestra más de la moral cristiana.
Gracias a eso, a los leprosos se les consideró malditos y fuente de desgracias y enfermedades. Incluso se consideró una enfermedad venérea, con el gusto que tenían los curas por el folleteo.
Después del tercer concilio de Letrán, se promulgaron las leyes que originaron la costumbre de apartarlos, impedirles entrar en las iglesias, anunciar su presencia con una campana, pedir limosna con una bolsa atada a un palo, prohibirles lavarse en los ríos, tocar lo que quisieran comprar o a otras personas.
Luego se fueron construyendo los llamados lazaretos, que llegaron a ser unos 20000 en toda Europa. Y aún así, los más pobres no tenían plaza en esos lugares, por lo que tenían que malvivir en los bosques.
Una vez más, la religión causando un sufrimiento mayor en seres ya con la desgracia de una enfermedad.
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