Es en el Renacimiento cuando se originan muchos de los usos que hoy en día están más que establecidos. Entre ellos, muchas de las técnicas tradicionales de asistencia al parto . Desde los tiempos más remotos, la asistencia a las parturientas era tarea de otras mujeres, las parteras o más modernamente, matronas. Evidentemente, no disponían de ningún tipo de formación técnica, sino que el saber (y las supersticiones) se iba pasando de unas a otras. Por su parte, los médicos, mostrando ya de antiguo su proverbial soberbia, veía el embarazo más como una enfermedad. Así que las "recetas" eran sangrías para re-establecer el desequilibrio entre los humores, que según la idea dominante entonces, originaban las enfermedades. Así que tenemos a las parteras asistiendo tanto si el embarazo iba bien como cuando había dificultades. Si todo iba bien, con el feto en posición de cara, no había que intervenir apenas (apoyo y ayuda para eliminar la placenta y evitar infecciones).
Que ya son ganas de leer...