En esta introducción se cuenta un echo curioso. Allá por el siglo XIX el médico S. Cartwright publicó en una revista científica de New Orleans sendos artículos sobre dos enfermedades que descubrió: La Drapetomanía , cuyos síntomas eran los incontrolables impulsos de los esclavos por escaparse; la Dysaethesia aethiopica , caracterizada por el comportamiento irracional de los esclavos que les hace desobedecer a sus amos. La cura para ambas enfermedades: una buena ración de latigazos . Es decir, ¿cuánta influencia tiene el entorno cultural en lo que se investiga, en cómo se investiga y en lo que se publica y llega no sólo al círculo de los profesionales del ramo sino al público en general? Como ya se comentó: el científico no está en una torre de marfil, sino que pertenece a la sociedad y bebe de las mismas fuentes. Lo triste es que no tenga una altura de miras mayor que le sitúe por encima de los prejuicios y la ignorancia del resto. Esa es la misión del científico: estar a la vanguardi
Que ya son ganas de leer...