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Science and its times. Vol 2. 700 to 1499 (Parte 29)


No sé si el castillo medieval tiene importancia en el campo de la ciencia. Lo que sí está claro es que es uno de los elementos fundamentales de la época, como eje central del feudalismo.

En esa época, los reyes cedieron gran parte de sus tierras en forma de feudos a sus nobles más poderosos, como compensación por sus compromisos en la  cesión de caballeros y soldados cuando el monarca se veía en peligro o quería ampliar sus dominios. Esos nobles, que al aceptar los feudos se convertían en vasallos, a su vez cedían parte de esos feudos otros nobles de menor linaje que guerreaban o aportaban caballeros bajo su bandera. Así se iba estableciendo una pirámide de vasallaje.

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Este sistema permitía disponer de un elevado número de guerreros bien armados y con pertrechos, pero el precio en cesiones por parte de los monarcas debía ser elevado. Así que también hay bastantes movidas de reyes intentando recuperar los feudos cedidos.

La aparición del castillo medieval, como fortaleza, vendría de esa situación de ejércitos de caballeros con armaduras, caballos también protegidos y toda la logística de escuderos y soldados a pie. El castillo sería el lugar de "almacenamiento" y protección de esas fuerzas y de vigilancia sobre los territorios del feudo.

El origen de este tipo de castillos podría localizarse en la Normandía francesa, como fortificaciones de protección ante los ataques de los vikingos. En esos castillos se protegerían los nobles a la espera de la llegada de sus vasallos para la defensa.

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A partir de 1066 ese tipo de castillos pasaría a Inglaterra durante la conquista normanda y posteriormente a lo largo del resto de Europa.

Y cuando ya no había vikingos que atacasen, os castillos se usaron como fortalezas en las guerras entre señores feudales o entre monarcas deseosos de ampliar o recuperar sus dominios.

Por tanto, el castillo medieval no era una vivienda habitual, sino un lugar de refugio cuando había bronca. Por eso las comodidades eran mínimas y siempre en zonas con agua potable propia. En su diseño se buscaba que pudiese ser defendido por un número pequeño de soldados. El resto de actividades político-sociales se haría en otras construcciones más palaciegas.

Las primeras fortificaciones eran sólo unos montículos rodeados por una fosa, que habitualmente era la que proporcionaba la tierra para hacer el montículo.

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Tanto la "torre" como la empalizada eran de madera y en esa torre estaría el noble con su familia. El resto de las construcciones (bailey, en inglés) eran los establos, graneros, talleres y demás. Cuando el enemigo entraba en el bailey, la gente subía a la torre.

Estas fortificaciones no estaban pensadas para vivir, por lo que sus comodidades y acondicionamiento eran muy escasos. Así que ya a partir del siglo XII se empezó a substituir las empalizadas de madera por muros de piedra. Pero esa nueva forma de construcción ya requería obreros especializados: los albañiles (mason, en inglés, de donde viene la masonería). Y también eran construcciones más costosas, por lo que sólo se las podían permitir los nobles más ricos.

Y esas construcciones se fueron haciendo cada vez más grandes, por lo que ya no valían los montículos (naturales o artificiales). Así que lo que se hizo fue construir fortalezas más resistentes a los ataques (sobre todo las torres) y muros más poderosos alrededor del bailey.

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Se siguieron usando las fosas alrededor de las murallas exteriores y, cuando se podía, se llenaban con agua (aunque sin cocodrilos).

También se añadieron los puentes levadizos para las entradas y el diseño de forma concéntrica. Con ello se pretendía hacer más inexpugnable la parte central: Ya entonces había zapadores que cavaban por debajo de los cimientos de los muros para que se derrumbasen y las catapultas hacían bastante pupita.

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Por supuesto, la disponibilidad de agua y poder almacenar alimentos (por ejemplo, los castillos de los cruzados podían albergar abastecimiento para 5 años de asedio) eran fundamentales para la localización y diseño de estos castillos.

Y las condiciones de vida no eran nada cómodas. No se debe olvidar que eran fortificaciones defensivas, no palacios suntuosos. La construcción estaba hecha para la defensa: ventanas estrechas, muros anchos, por lo que la oscuridad, el frío y la falta de higiene eran lo habitual.

La forma habitual de rendir un castillo no era, aunque parezca extraño, rodearlo y esperar a que el hambre hiciera el trabajo. Ente otras cosas, porque los vasallos del señor del castillo aparecerían para defenderlo. Además, los sitiadores también se tenían que alimentar y proteger del frío, cosa que era costosa.

Así que lo más común era el asalto directo, como por ejemplo excavar los cimientos de los muros para que se derrumbasen. Eso sí, era una técnica que requería de expertos, pues hacer un túnel es un trabajo realmente difícil (no hacer el agujero, sino que no se venga abajo encima de los excavadores).

Por tanto, era mejor pasar los muros por encima, escalándolos o aproximando torres de asalto de mayor altura que esos muros; o derribándolos con arietes.

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Y lo del castillo usaban todos los medios posibles (incluyendo agua y brea hirviendo) para que los asaltantes no lograsen entrar.

Y los atacantes usaban otros ingenios para no tener que acercarse a las murallas: artillería para lanzar objetos. La catapulta, en sus diferentes versiones, es la más conocida. Una máquina que también se instalaba en el interior de las fortalezas para hacerle la puñeta a los atacantes.

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Pero a partir del siglo XIV, el castillo medieval dejó de ser una fortaleza: en esa época se usaba el cañón gracias a la pólvora. Aunque otro factor también tuvo gran influencia: los monarcas volvieron a concentrar el poder y el dominio territorial, aliándose con las ciudades que cada vez eran más grandes. A cambio de protección, las ciudades pagaban impuestos al monarca de turno. Con ese dinero, los reyes pagaban a sus ejércitos, que con la aparición del arco y de la ballesta hicieron inútiles a los caballeros con sus pesadas armaduras.

Y como esos nobles armados ya no eran imprescindibles, su poder decayó y con él el feudalismo.

Y con el feudalismo se perdió la necesidad y uso del castillo medieval. Como ejemplo, señalar que de los 1500 castillos que se habían construido en Inglaterra desde 1066, sólo quedaban la mitad en 1300. Y esos castillos-fortaleza se fueron adaptando a una vida más confortable, dando lugar a las mansiones (manor en Inglaterra, château en Francia).

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