MARGARET DOWNEY: MI HISTORIA DE "bye bull".
La autora de esta reflexión es una figura conocida del ateísmo USA (https://en.wikipedia.org/wiki/Margaret_Downey).
También comienza recordando su infancia y adolescencia en un ambiente muy religioso, incluso con una familia supersticiosa que hacía sesiones de espiritismo. Su amistad con la hijastra de un pastor, con la que asistía a los servicios, por amistad y por ser su vía de escape para ir a bailar (algo considerado pecado en la secta baptista a la que pertenecía). Sus lecturas, personajes públicos y parientes que le introdujeron en el pensamiento no creyente. Su carrera en la formación y dirección de varias asociaciones ateas.
Una experiencia que puede resultar más o menos inspiradora pero que no deja de ser eso, personal. Más interesante son las recomendaciones que deja al final de su texto:
Ser ateo no es ir en contra de la religión. Si no estar a favor de la libertad de pensamiento, de la libertad de expresión, de la libertad de elección. Algo que los creyentes están intentando limitar por la fuerza de la represión y del asalto a las instituciones del estado: Colegios, judicatura, sanidad, política...
Y recomienda que no se use la Biblia como fuente de información. Recordemos que en USA hay una gran cantidad de literalistas, gente realmente peligrosa cuando quiere obligar a los demás a que se comporten según su propio fanatismo. En su casa, que hagan lo que quieran. Pero a los demás, que nos dejen en paz.
Algunos preferimos la ciencia a la religión. Realmente, explica mejor las cosas. Son mejores ejemplos morales y son los que de verdad han hecho progresar a la sociedad. Evidentemente, la religión es más fácil, más cómoda, menos angustiosa: No pienses, no preguntes, obedece y ya en la otra vida, si acaso, recibirás la recompensa que merezcas. Tiene explicación para todo (aunque sea una falsedad, un engaño y/o una mentira). Y si no la tiene, te dirá que es así como ese dios lo quiere, así que deja de hacer preguntas, no vaya a ser que pierdas la plaza en el paraíso.
El mundo, con sus miserias y todo, es un lugar al que merece la pena dedicar un esfuerzo por mejorarlo. Incluso, si tienes suerte, puedes pasar tu vida sólo viendo lo fascinante. No hay necesidad de un cielo, al que tienes que ganarte el derecho de ir.
Si quieres otra vida después de la muerte, haz en esta lo necesario para que las generaciones futuras reconozcan tu aportación al progreso humano. Así siempre estarás vivo.
Necesitas un modelo a quién rendir culto? Será por personas con méritos suficientes aquí en la Tierra. .. No hacen falta amigos imaginarios. Y en el peor de los casos, puedes adorarte a ti mismo. Nunca te vas a defraudar tanto como lo hará un inexistente dios.
El capítulo se abre con una cita de Mateo: Con Dios todas las cosas son posibles.
Por qué a algunos les molesta tanto que los ateos no necesitemos a ese dios para nada? Qué manía con imponer sus prejuicios. Será que no les gusta tanto la libertad como dicen.
(El título original del capítulo es My "bye bull" story, posiblemente un juego de palabras que no consigo traducir correctamente. Espero que no tenga que ver con el muy usado término vulgar bullshit. Aunque en ese caso sería apropiado (en el sentido de "adiós mentiras", más que en el de "adiós mierdas" religiosas), me parecería de muy mala educación para un texto formal, aunque se estén relatando experiencias personales y se quiera dar un tono más íntimo. Quedaría muy false friend traducirlo casi fonéticamente como "adiós bulos". Así que lo he dejado en inglés, con lo que queda definitivamente horroroso).
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