Ir al contenido principal

50 voices of disbelief (3)

MARGARET DOWNEY: MI HISTORIA DE "bye bull".

La autora de esta reflexión es una figura conocida del ateísmo USA (https://en.wikipedia.org/wiki/Margaret_Downey).


También comienza recordando su infancia y adolescencia en un ambiente muy religioso, incluso con una familia supersticiosa que hacía sesiones de espiritismo. Su amistad con la hijastra de un pastor, con la que asistía a los servicios, por amistad y por ser su vía de escape para ir a bailar (algo considerado pecado en la secta baptista a la que pertenecía). Sus lecturas, personajes públicos y parientes que le introdujeron en el pensamiento no creyente. Su carrera en la formación y dirección de varias asociaciones ateas.

Una experiencia que puede resultar más o menos inspiradora pero que no deja de ser eso, personal. Más interesante son las recomendaciones que deja al final de su texto:

Ser ateo no es ir en contra de la religión. Si no estar a favor de la libertad de pensamiento, de la libertad de expresión, de la libertad de elección. Algo que los creyentes están intentando limitar por la fuerza de la represión y del asalto a las instituciones del estado: Colegios, judicatura, sanidad, política...

Y recomienda que no se use la Biblia como fuente de información. Recordemos que en USA hay una gran cantidad de literalistas, gente realmente peligrosa cuando quiere obligar a los demás a que se comporten según su propio fanatismo. En su casa, que hagan lo que quieran. Pero a los demás, que nos dejen en paz.

Algunos preferimos la ciencia a la religión. Realmente, explica mejor las cosas. Son mejores ejemplos morales y son los que de verdad han hecho progresar a la sociedad. Evidentemente, la religión es más fácil, más cómoda, menos angustiosa: No pienses, no preguntes, obedece y ya en la otra vida, si acaso, recibirás la recompensa que merezcas. Tiene explicación para todo (aunque sea una falsedad, un engaño y/o una mentira). Y si no la tiene, te dirá que es así como ese dios lo quiere, así que deja de hacer preguntas, no vaya a ser que pierdas la plaza en el paraíso.

El mundo, con sus miserias y todo, es un lugar al que merece la pena dedicar un esfuerzo por mejorarlo. Incluso, si tienes suerte, puedes pasar tu vida sólo viendo lo fascinante. No hay necesidad de un cielo, al que tienes que ganarte el derecho de ir.

Si quieres otra vida después de la muerte, haz en esta lo necesario para que las generaciones futuras reconozcan tu aportación al progreso humano. Así siempre estarás vivo.

Necesitas un modelo a quién rendir culto? Será por personas con méritos suficientes aquí en la Tierra. .. No hacen falta amigos imaginarios. Y en el peor de los casos, puedes adorarte a ti mismo. Nunca te vas a defraudar tanto como lo hará un inexistente dios.

El capítulo se abre con una cita de Mateo: Con Dios todas las cosas son posibles.

Por qué a algunos les molesta tanto que los ateos no necesitemos a ese dios para nada? Qué manía con imponer sus prejuicios. Será que no les gusta tanto la libertad como dicen.

(El título original del capítulo es My "bye bull" story, posiblemente un juego de palabras que no consigo traducir correctamente. Espero que no tenga que ver con el muy usado término vulgar bullshit. Aunque en ese caso sería apropiado (en el sentido de "adiós mentiras", más que en el de "adiós mierdas" religiosas), me parecería de muy mala educación para un texto formal, aunque se estén relatando experiencias personales y se quiera dar un tono más íntimo. Quedaría muy false friend  traducirlo casi fonéticamente como "adiós bulos". Así que lo he dejado en inglés, con lo que queda definitivamente horroroso).

Comentarios

Entradas populares de este blog

El gen egoísta (9)

El capítulo 9 se titula La batalla de los sexos . No voy a resumirlo porque es demasiado denso para hacerlo de una forma eficaz. Son muchas las teorías y explicaciones que da. El resumen sería casi tan extenso como el propio capítulo. Además, en amplias notas al pié, de varias páginas cada una, matiza, amplía e incluso rebate lo que estaba originalmente escrito. En un largo resumen final , indica lo siguiente (matizado por las notas, en una de las cuales incluso dice que teorías que daba por incorrecta cuando escribió la edición original pueden "exigir incluso un cambio radical en nuestra concepción de la evolución de la conducta, un cambio radical en nuestra concepción de muchas de las cosas analizadas en este libro...significa que teorías de insensatez casi ilimitada no pueden ser ya descartadas por sentido común"): "Los diferentes tipos de sistemas de procreación que encontramos entre los animales... pueden ser comprendidos en términos de conflicto

Science and its times. Vol 4. 1700 to 1799 (Parte 7)

Otro debate de esa época interesante fue el de la generación espontánea. Este sí con más entidad “científica”, pues ambos bandos se basaban en experimentos reales, no en creencias religiosas. Aunque la religión también tuvo que meter baza. Pero fue un debate que puso, y pone, de manifiesto la importancia de diseñar cuidadosamente los experimentos que soporten nuestras ideas. Porque los que realizaron el naturalista francés Georges Buffon y el microscopista inglés John Turbeville parecían demostrar la validez de la generación espontánea. Pero fueron los experimentos mejor diseñados por el fisiólogo italiano Lazzaro Spallanzani los que mostraron los errores experimentales de los otros. Porque es así, como ha ocurrido siempre, el funcionamiento de la ciencia: repetir los experimentos de otros para comprobar su validez Pero empecemos por el principio. Según la teoría de la generación espontánea , es posible que surjan seres vivos a partir de materia muerta. Una idea que no

Science and its times. Vol 4. 1700 to 1799 (Parte 6)

De entre los debates que hubo en la Ilustración, uno de los que más tinta hizo correr fue el de cómo se producía el desarrollo de los embriones. Por un lado estaba la explicación que se basaba en el vitalismo, llamada de la “ preforma ”; y por el otro el que utilizaba el racionalismo, denominado “ epigénesis ”. Desgraciadamente, la falta de calidad de los microscopios de la época por un lado, y las “verdades” de la religión, por otro, dieron alas a ese debate que visto hoy en día parece hasta ridículo. Pero realmente, este llamado “gran debate” lo que deja claro es la influencia de los prejuicios y dogmatismos religiosos sobre el razonamiento científico. Aún en contra de las evidencias que se mostraban ante los ojos de los científicos creyentes. Unos prejuicios y dogmas que eran más poderosos que las pruebas experimentales, parasitando las “explicaciones” e “hipótesis”. http://images.fineartamerica.com/images-medium-large/2-preformationism-18th-century-science-source.jpg