El capítulo 5 se titula Evolution and creation.
Efectivamente, es otro montón de páginas sobre que lo que ha ocurrido durante la historia de la Tierra (más allá de los 6 días de creación bíblica, que evidentemente hasta el propio Iverach, profesor de teología, pasa de creer) es producto de una "dirección inteligente".
En esa época estaba muy de moda en la geología la idea Uniformista: La Tierra es prácticamente estable y los cambios son muy ligeros y suaves, sin procesos catastróficos. Prueba para Iverach de que todo está "preparado" para que sea así. (Por cierto, hace referencia a Lyall, que creo que es Charles Lyell, quien desarrolló su idea uniformista entre 1830 y 1833 en sus Principios de geología).
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Pero otros geólogos consideraban que, por lo menos en tiempos remotos, las cosas no eran tan tranquilas. Se les conocía como los catastrofistas.
En cualquier caso, realmente Iverach tampoco aceptaba que hasta los uniformistas prescindiesen de dios para sus lentos y graduales procesos. Por tanto, vuelve a lo suyo: No me creo lo que dices, pero si termina siendo cierto ya me lo apropiaré como prueba de la inteligencia y designio de dios.
Acaso no terminaron aceptando la gravitación y que la Tierra no era el centro del Universo?
Lo que no le gustaba del uniformismo era que consideraba innecesaria la presencia de una inteligencia ordenadora. Que consideraban la teología como irracional y arbitraria.
Como decía G.J. Romanes (médico y psicólogo amigo de Darwin), para probar la existencia de un designio inteligente, habría que probar la creación, es decir, la aparición repentina de algo en unas condiciones complejas. Por su parte, la selección natural se probaría mediante la transmutación lenta entre diferentes tipos de adaptaciones, a medida que lo fueran requiriendo las circunstancias (la llamada ley de la parsimonia). Ambas cosas se excluyen mutuamente, según Romanes.
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Evidentemente, Iverach niega la mayor: Para él la existencia del cambio gradual también es prueba del "designio inteligente". A fin de cuentas, sólo así se podría haber llegado a una situación actual tan compleja. Alguien tiene que estar al mando desde el principio, no?
Por tanto, Iverach sólo acepta una evolución que haga referencia a "una mente que pueda pensar, planificar y prever, que pueda idear fines y tome los medios para llevar a cabo esos fines previstos". Vuelve a la imagen del mecánico, cuya máquina "tiene la inteligencia en su creador, y una causa final en su finalidad". Y cuanto más compleja sea la máquina, más inteligente es su creador y más importante es su finalidad. Y si eso es cierto para una máquina, cómo no va a serlo igualmente para la complejidad del mundo y del Universo entero?
No acepta la visión de que sólo importan las causas eficientes, pues rechazan la idea de dios como causa final, claro.
En un alarde de modestia al final del capítulo (la modestia habitual del creyente, mezclada con conmiseración por el pobrecito incrédulo), califica la evolución como una "intoxicacion" que ya atemperará el paso del tiempo, y los paganos se darán cuenta de la existencia de la" inteligencia" que hay en el origen y fundamento del Universo.
Nuevamente la fe como antídoto ante las evidencias.
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