Otra muestra de la influencia de la religión en la vida social es el calendario. Ya desde antiguo eran los sacerdotes los que usaban calendarios para organizar la vida de la gente. Por supuesto, siempre en su propio interés (el de los sacerdotes, no el de la gente).
Otra cosa es que por estos lares siempre nos costó un poco cambiar la forma de medir el tiempo. Así que desde el año -46, en que se estableció el calendario juliano (por Julio César, claro) se tardó bastante en buscar otro mejor.
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Claro que el juliano era bastante bueno, al corregir los errores anteriores y unificar los diferentes calendarios en uno solo. Y ya entonces fue cuando se establecieron los 365 días por año, más un día extra cada cuatro años (dando origen al año bisiesto). Por cierto, ¿y por qué hay un año bisiesto cada cuatro años? Pues parece ser porque el calendario juliano no tenía exactamente 365 días, sino 364 y 1/4. Es decir, que cada 4 años se "perdía" un día completo, que sería el que se añadía en el bisiesto.
O sea, que el año del calendario juliano tendría (incluyendo los años bisiestos), 365'25 días. Decía que era bastante buena aproximación porque el año solar dura 365'2422 días. Poca diferencia, excepto cuando pasan los siglos.
Y los siglos pasaron y en la Edad Media ya se dieron cuenta (los curas) de que la cosa iba un poco torcida. Porque resultaba que el equinoccio de primavera (un fenómeno astronómico observable, pues el sol es perpendicular al ecuador terrestre, con lo que el día y la noche tienen la misma duración, de ahí el nombre derivado del latín), tradicionalmente se celebraba el 21 de marzo, pero debido a la pequeña diferencia entre el calendario juliano y el solar, el fenómeno astronómico iba ocurriendo cada vez antes de la fecha religiosa.
¿Y cuál es el problema? Pues que los cristianos celebraban, desde el siglo IV, la pascua el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio de primavera. Y dado que no había disponibilidad masiva de calendarios, se usaban tablas genéricas para "calcular" cada año cuándo caía pascua. Y esas tablas suponían que el equinoccio de primavera siempre sería el 21 de marzo.
Como se ve, una nimiedad para la vida civil. Pero los curas no podían consentir que sus "leyes" divinas fueran ridiculizadas por la naturaleza. Así que se montó una reforma, no por medir mejor el tiempo, sino para que las "leyes" religiosas no perdieran su influencia.
El principal encargado del asunto fue Luigi Lilio (Aloisius Lilius), ya que en 1582 el equinoccio de primavera era el 11 de marzo. Y lo arreglaron a la tremenda: se saltaron los diez días de diferencia de golpe de tal modo que se pasó del jueves 4 al viernes 15 de octubre de 1582. Así empezó el calendario gregoriano.
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Como efecto secundario también se vieron afectados los años bisiestos, que ahora serían menos. Pero como la tradición (de la iglesia) era que fueran cada cuatro años, se establecieron excepciones con los años acabados en 00 y que no fueran divisibles por 400 (el próximo será el 2100, por cierto).
Y no acaban aquí las complicaciones debidas a las "necesidades" de la iglesia. También hubo que añadir lo que se llaman epactas, que según la wikipedia pueden ser varias cosas:
- Número de días en que el año solar excede al "año" lunar común de doce lunaciones.
- Número de días o edad que la luna de diciembre tiene el día uno de enero, contados desde el último novilunio.
- Número de días transcurridos desde la última luna nueva (epacta lunar).
Usando la segunda definición y más tablas astronómicas con las fechas de las lunas nuevas (o novilunios) los curas ya se quedaron tranquilos porque así podían calcular perpetuamente la fecha de la dichosa pascua esa.
Efectivamente, semejante lío tardó en aceptarse en Europa, aunque los países más meapilas (Italia, España, Portugal y Polonia) perdieron el culo por ajustarse al calendario gregoriano. Otros países de tradición más protestante (Francia, Alemania, Bélgica, Suíza, Holanda) sólo lo adoptaron en sus zonas de influencia católica (y "borrando" los diez días que "sobraban" cuando convenía a las autoridades locales). Los últimos de Europa en incorporarse esperaron dos siglos, hasta el XVIII. Y en otras partes, hasta el siglo XX. Uno de ellos fue Rusia, y debido a eso resultó que el equipo olímpico que iba a participar en los Juegos del año 1908 (en Londres) no pudo participar por no tener en cuenta las diferencias entre su calendario y el gregoriano (es más, creo que la iglesia ortodoxa rusa sigue usando el calendario juliano).
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