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Science and its times. Vol 3. 1450 to 1699 (Parte 16)

Y si de epidemias hablamos, la de la sífilis fue una de las primeras de las que se tiene constancia. Además, sirvió para derribar los cimientos galénicos de la medicina tradicional abriendo sus puertas a nuevas teorías.

Pero a ver cómo fue la historia.

Corre el año 1494 y la ciudad de Milán (por entonces independiente) pide ayuda militar a Francia. El caso es que el rey francés Carlos VIII se toma manga por hombro y aprovecha la oportunidad para conquistar la ciudad-estado. En ayuda de Milán se presentan Florencia, Venecia, el papado y España. Son las guerras italianas en las que, al final, Francia se queda con Nápoles después de sitiarla. Y ahí parece ser que se origina la enfermedad. No durante el sitio, sino después durante las "celebraciones". Y los recios soldaditos vencedores regresaron a sus países (la mayor parte eran mercenarios) llevando como "botín" de guerra el bichito. Fue tal la expansión epidémica que ya a finales de 1495 estaba esparcida por casi toda Europa. Por entonces se llamaba el "mal francés". Aunque también se le llamó el mal español, el napolitano, el polaco, el ruso, el británico y el portugués. Por supuesto, cada nombre siempre aplicado a otro país, nunca al propio.
En cualquier caso, sería lo que hoy se denomina sífilis. Y el nombre proviene de un poema del médico y humanista italiano Girolamo Fracastoro titulado Syphilis sive morbus gallicus (algo así como Sífilis o el mal francés). En ese poema un pastor llamado Syphilis queda infectado por una pestilencia desconocida después de ofender a Apolo.

Hoy en día se sabe que la sífilis es una enfermedad causada por la bacteria espiroqueta llamada Treponema pallidum. Hay otros tres tipos de treponemas que pueden infectar a los humanos, pero el de la sífilis es el más extendido.

http://www.losmicrobios.com.ar/microbios/imagenes/Sifilis-Treponemas.jpg


El Treponema carateum causa una enfermedad de la piel llamada pinta, que es endémica en América Central y del Sur. El Treponema pertenue, que causa pian tanto en la piel como en los huesos, y que actualmente aparece en ambientes húmedos. Y la sífilis endémica, Treponema pallidum endemicum, similar al anterior pero de ambientes templados y áridos.

Parece ser que las bacterias que causan estas diferentes enfermedades son igualitas al microscopio. Sólo la de la sífilis se transmite a través del contacto sexual, o intrauterinamente si la madre la padece.

El problema con la sífilis, antes y ahora, es que tiene un período de latencia asintomático. Pero los primeros síntomas suelen desaparecer de forma espontánea. En algunos casos, puede reaparecer incluso después de un nuevo período de latencia de 20 años. Y si está latente se puede seguir transmitiendo. De ahí la facilidad de su expansión. Es en ese tercer estado cuando sus efectos pueden ser peores, llegando a afectar al sistema nervioso y a otros órganos internos.

Afortunadamente, gracias a los antibióticos es muy raro que la sífilis llegue a su tercer estado. Pero ya en sus orígenes se relacionó con el sexo, con lo cual su rechazo social estaba más que garantizado. Y dado que algunos efectos de la enfermedad afectaban al rostro (bueno, la enfermedad y el tratamiento con mercurio que se usaba antiguamente) poco podían hacer los afectados por ocultar sus "pecados".

Dado que los ricos también padecían la enfermedad, para evitar su exclusión social "promovieron" la cirugía estética, sobre todo de la nariz, con el bolonés Gasparo Tagliacozzi, como antecedente de los cirujanos plásticos de los famosos.

Por supuesto, la religión aprovechó la ocasión para seguir relacionando el sexo con el pecado y promover leyes restrictivas y "moralizantes". Así que los higiénicos baños de vapor fueron prohibidos por pecaminosos.

Hoy se usan antibióticos. De aquella, sangrías, mercurio, remedios vegetales. Era un intento de aplicar la vieja teoría galénica de los humores a una enfermedad "nueva". La ingesta directa de mercurio provocaba una intensa salivación, efecto que se creía servía para eliminar la enfermedad del cuerpo. Sí que era un efecto, pero de envenenamiento. Porque además de la saliva también se perdía el pelo, los dientes y otros "efectos secundarios".

El principal remedio vegetal era obtenido del árbol del guayacán (Guaiacum officinalis), que crece sólo en América y que los nativos usaban para preparar infusiones con su corteza o madera. Con ella se trataban infecciones de la piel.

Tuvo éxito porque en un principio se pensaba que la sífilis había venido de América con los descubridores (algunos de ellos participaron como mercenarios en el sitio de Nápoles de 1494), y que, con una extraña lógica, la curación también tenía que venir de allí.

Como era de esperar, su efectividad fue todavía menor que la del mercurio, que ya es decir.

Aunque por entonces había gran controversia sobre el origen de tal enfermedad nunca vista, sí que sirvió para introducir nuevas teorías sobre la transmisión de enfermedades, como la del contagio, desarrollada por el médico poeta de la sífilis, Girolamo Fracastoro.


https://cms.www.countway.harvard.edu/wp/wp-content/uploads/2010/09/fracastoro_girolamo.jpg


Según esta nueva teoría del contagio, las enfermedades se transmitirían mediante diminutos agentes, en vez de ser originadas por una descompensación de los galénicos humores. Pero aunque el muchacho estaba en lo cierto, aún tardaron mucho en aceptar su teoría.

Parece ser que los expertos actuales sí tienen claro que la sífilis existía en América antes del contacto con los europeos. Pero ya no lo tienen tan claro si la sífilis existía en Europa antes de los viajes de Colón, aunque hay restos óseos anteriores que podrían tener signos de esa enfermedad.

Otras opiniones indican que la sífilis sí existía en todas partes, pero que no se distinguía (o no se nombraba de forma diferente) de otras enfermedades como la lepra, tan extendida en la Edad Media. Es más, en algunos textos medievales se habla de una lepra venérea, relacionada con el acto sexual. Tengamos en cuenta que la verdadera lepra no es una enfermedad de transmisión sexual. Y que la lepra también se trataba con mercurio, por lo que los efectos del "medicamento" serían muy parecidos.

Por supuesto, también hay una teoría unitaria, basada en la similitud de los tres tipos de treponemas humanos, que provendrían de una espiroqueta ancestro común, y que iría evolucionando para adaptarse a los diferentes ambientes terrestres donde ahora se encuentran.Así, las primeras serían los treponemas de los ambientes húmedos y cálidos y se transmitiría de piel a piel, y luego vendría la "versión" de ambientes secos y más fríos donde la bacteria tendría que refugiarse en las cálidas mucosas del cuerpo de los enfermos. Por último, la sífilis venérea sería una nueva adaptación a ambientes todavía más fríos con cuerpos protegidos por ropas, transmitiéndose cuando el sexo permitía el contacto íntimo de piel y mucosas.
Una mayor intercomunicación entre los países y unos contactos sexuales (permitidos o forzados) más comunes harían el resto en la expansión de la epidemia a finales del siglo XV y principios del XVI.

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