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Science and its times. Vol 4. 1700 to 1799 (Parte 10)

La anatomía (que viene del griego anatome, disección) ha tenido una evolución curiosa: se sabía que la Tierra rotaba alrededor del Sol un siglo antes de que se conociese cómo circula la sangre por el cuerpo. Algp que supongo debemos agradecer a eso de no profanar los cuerpos, que tanto gusta a las religiones (es lo que tiene creerse el cúlmen de la creación esa). Y las disecciones de animales pueden dar muchos disgustos si se traslada la anatomía y la fisiología animales a las humanas.

Y eso que se empezó a estudiar hace ya rato. Herófilo de Chalcedon, allá por el siglo –III, fue un ejemplo para Galeno de Pérgamo casi cinco siglos después, quien relacionó anatomía con enfermedad. Curiosamente, parece ser que Hipócrates no le prestó mucha atención a eso de la anatomía.
 
El caso es que Galeno llegó alto, médico del emperador romano Marco Aurelio y fue el referente en la medicina durante más de un milenio. Y eso que sólo se basaba en la anatomía animal. Lo que le llevó a cometer algunos errores que se fueron transmitiendo de generación en generación de médicos sin espíritu crítico. Ese es el peligro de la falacia de la autoridad, que perjudica el avance del conocimiento debido al seguidismo y la aceptación acrítica.
 
Así que hubo que esperar al Renacimiento y a Vesalius para mejorar la idea galénica. Se le considera el origen de la anatomía moderna. Y además puso en solfa muchos de los prejuicios galénicos. Con la novedad de que sus descripciones anatómicas se referían a seres humanos sanos, con lo que es posible relacionar las enfermedades con cambios en esas estructuras. Y el inconveniente de no disponer de instrumentos de precisión ni de aumento. Aún así, sus dibujos tenían un detalle de menos de medio milímetro. Hubo que esperar al uso del microscopio para alcanzar un nuevo avance de la misma importancia, con las estructuras celulares a la cabeza.
 
Un poco después andaba Harvey buscándose problemas con aquello de que la sangre circulaba a lo largo del cuerpo. Algo fundamental para el avance de una gran parte (por no decir toda) de la medicina. Desgraciadamente, a él también le faltó la ayuda de la tecnología para descubrir los capilares (la explicación del cómo funciona eso de la circulación). Y le sobró persecución del fanatismo religioso.
 
Así que cuando apareció el dichoso microscopio sí ya pudo Malpighi “inventar” eso de la histología, con sus células y tejidos, y la relación íntima entre su estructura y las enfermedades. No en vano son los análisis histológicos (¿qué es si no una biopsia?) los que permiten detectar actualmente los estados iniciales de muchas enfermedades.
 
Y aunque la correlación más o menos precisa entre síntomas y patologías es relativamente reciente (apenas siglo y medio), ya en el siglo XVIII el italiano Giovanni Battista Morgagni escribió un libro en el que se establecía una relación sistemática entre enfermedades específicas con órganos concretos. Y  la necesidad de que el diagnóstico, la prognosis (una palabra originalmente relacionada con la previsión meteorológica, y que se refiere, en el caso de la medicina, a la posible evolución de un estado) y el tratamiento se basaran en un conocimiento claro del estado anatómico, comparándolo en estado “sano” y en estado “enfermo” (incluso post-mortem). Aunque ahora parezca una obviedad, Morgagni fue uno de los primeros en plantear que la observación de los órganos, sobre todo los enfermos, es una herramienta fundamental de la medicina.
 
A partir de ese momento ya hubo una explosión de avances en anatomía, incluida la patológica, que también permitió el avance paralelo de la cirugía hasta pasar de realizarse en las barberías a enseñarse en las facultades de medicina: Con William Hunter, dicen que se convirtió en una ciencia.
 
Un largo camino desde la época de las posesiones por espíritus malignos hasta el uso de la razón, la técnica y la observación en la curación de las enfermedades. Pasar de considerar la enfermedad como un estado anormal del ser humano, a un desarreglo o mal funcionamiento de una parte concreta del organismo. Y, por tanto, que la curación pasa necesariamente por conocer la causa precisa y concreta de la enfermedad. Y que para ayudar a conocer esas causas hay que conocer cómo cambia esa parte del cuerpo con la enfermedad. Antes había que recurrir a la disección de cadáveres, ahora la tecnología permite averiguarlo incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas.














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