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Science and its times. Vol 3. 1450 to 1699 (Parte 10)

Una de las formas en las que la ciencia suele avanzar es debido a la disponibilidad de instrumentos que mejoren la capacidad de medición y observación. Porque es la evidencia experimental la que permite que una nueva teoría sea ampliamente aceptada. Por lo menos en las ciencias menos abstractas en las que se precisa esa comprobación experimental para dar la confirmación definitiva (con perdón del principio de falsabilidad, claro).

Es gracias a esos avances técnicos que los científicos ponen a prueba sus hipótesis. Y es gracias a esos avances técnicos que teorías aceptadas son puestas en duda y finalmente superadas, para dar paso a otras más precisas.

Por eso son necesarios los científicos experimentales, o los ingenieros, o simplemente un vendedor de telas con ganas de aprender y conocer mejor la realidad.

Porque vendedor de telas era el holandés Antoni van Leeuwenhoek, aunque su pasión eran los microscopios. ¿O eran los telescopios? Es que Galileo usaba telescopio. Pero ese cacharro (un cilindro con unas lentes dentro) podía usarse como telescopio si se miraba por un lado, o podía amplificar las cosas pequeñas, si se miraba por el otro lado. Galileo era astrónomo y las posibilidades como microscopio no le llamaron mucho la atención.

En cambio, Leeuwenhoek sí tenía interés por las cosas pequeñas. Empezó construyendo lupas e inventó un sistema de microscopía con una única lente, tan bien echo que nadie podía igualar su precisión.


http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/0f/Van_Leeuwenhoek's_microscopes_by_Henry_Baker.jpg

Según parece, su técnica se la guardó para él (¿tal vez porque no había recibido "educación" superior y no formaba parte del grupo de los "sabios"?) y sus habilidades en la construcción de lentes no pudieron ser conocidas ampliamente.

http://iesmh.edu.gva.es/ptebar/LEEUWENHOEK_archivos/image002.jpg


Así que no quedó más remedio que esperar a los trabajos del fisiólogo británico William Harvey, concretamente a su libro Anatomica de motu cordis et anguinis in animalibus (Anatomía del movimiento del corazón y la sangre en los animales). Un libro importante pues echó por tierra las ideas de Galeno demostrando que eran incorrectas.

http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen3/ciencia3/161/img/met058.jpg

Es en ese libro donde se explica correctamente que la sangre circula desde el corazón, pasa por los órganos y los tejidos y completa el circuito volviendo al corazón. Esta nueva teoría se enfrentaba completamente con lo establecido en su época: que la sangre se creaba en los intestinos, iba al hígado y al corazón, de allí al resto del cuerpo a través de las venas y arterias para consumirse en los tejidos. Es decir que la sangre tenía que producirse constantemente en los intestinos para compensar la consumida en los tejidos.

Era tal la novedad de las ideas de Harvey, que se libró de pasarlas canutas por su prestigio como académico. Pero ahí aparece el microscopio, para proporcionar la evidencia de que la sangre pasaba de las arterias a las venas. Eso sí, Harvey no lo vio pues se descubrió tres años después de su muerte.

Fue el italiano Marcello Malpighi, usando un microscopio, el que descubrió (entre otras cosas) los capilares, la unión entre las arterias y las venas. Y le daba la razón a Harvey y se la quitaba a Galeno.

http://www2.lib.unc.edu/rbc/kidney/art_large/malpighi.jpg


Y este es un ejemplo de la importancia de contar con los instrumentos adecuados para comprobar la veracidad de una hipótesis y convertirla en certeza.


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