Pero para avanzar en una ciencia hay que conocer el objeto de esa ciencia. Y estamos hablando del aparato reproductor femenino. En una época en que las mujeres no tenían una posición en la sociedad digamos que digna.
Aunque siempre hay excepciones, porque el primer tratado sobre reproducción femenina es de la época de los griegos clásicos, allá por el siglo -2. Obviamente, si todavía hoy en día los hay, no nos extrañe que el autor tuviera bastantes prejuicios sobre el asunto. Empezando por la idea, que perduró bastante, de que las mujeres eran versiones defectuosas (en el sentido de que le faltaban cosas) de los hombres.
Galeno, por cierto, poco dejó escrito sobre las mujeres. Y para rematar la faena, dado que las disecciones en humanos estaban prohibidas, la información interna se obtenía a partir de animales. Así que el ínclito muchacho creía que el útero femenino era como el de esos animales, con dos cuernos y en uno se desarrollaban los niños y en el otro las niñas.
Así que se llega a la Edad Media con un gran desconocimiento, dejando estos asuntos a las parteras, que se pasaban los conocimientos (y los errores) de forma oral. Había excepciones, claro. Allá por el siglo XI una mujer llamada Trotula llegó a enseñar en la escuela de medicina de Salerno y puso sus conocimientos por escrito (Passionibus mulierum curandorum, algo así como La curación de las enfermedades de las mujeres): desórdenes de la menstruación, problemas post-parto. Pero poco sobre el parto y con dibujos alegóricos realmente poco informativos.
http://www.hps.cam.ac.uk/visibleembryos/s1_2.html#mydiv3 |
En cualquier caso, el fundamento de la "ginecología" descansaba sobre los escritos de Aristóteles, Galeno, Sorano y... la biblia! Como ya escribí antes, la fisiología femenina se suponía una versión imperfecta de la del hombre. Así, la vagina sería una versión imperfecta y "hacia adentro" del pene. Y dado que el útero se consideraba un órgano inestable, se señalaba como el origen de las enfermedades femeninas y causa de la inferioridad mental frente al hombre. Por no hablar de la menstruación como "prueba" de la debilidad e inferioridad femenina. Además, dado que las mujeres carecía del "calor vital" del hombre, eran incapaces de generar semen, y tenían que conformarse con un líquido más vulgar como la leche.
Ese desprecio se traducía en una falta de interés sobre la anatomía, fisiología y enfermedades de las mujeres, reducidas a apestosos receptáculos de la sabia viril y recipientes para la gestación.
En el Renacimiento se avanzó un poco, gracias a los trabajos de Regnier de Graaf, que realizó dibujos que por lo menos se parecían a la realidad.
Pero la parte "práctica" seguía en manos de las parteras, apareciendo los médicos sólo cuando las cosas iban mal (que casi siempre significaba que ya no había solución).
Hubo que esperar hasta mediados del siglo XVII pare que aparecieran textos técnicos sobre la cesárea, embarazos ectópicos. En esa época se acabó con el error de que durante el parto, los huesos de la pelvis se separaban.
Aquí surgen también los fórceps de la familia de médicos francesa Chanberlan. El instrumento se mantuvo como secreto de familia, algo que era posible pues durante el parto, el médico se metía, literalmente, entre las faldas y sábanas de la parturienta. Así, podían esconder con facilidad su invento.
Comentarios
Publicar un comentario
Los comentarios serán editados por el autor siguiendo su propio criterio