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10 questions science can't answer (yet). A guide to scientific wilderness (Parte 12)


El capítulo 9 está dedicado a lo paranormal y si es una chorrada.

La pregunta parece más que retórica llanamente tramposa. En un libro sobre las fronteras de la ciencia lo paranormal sobra. Ni para hacer un chiste.

Comienza con una lista de creencias que él considera “tediosas” como la astrología, la homeopatía, los doblacucharas, la sabiduría oriental, la New Age, el poder curativo del lenguaje de las ballenas, la aromaterapia y otras majaderías varias incluyendo todas las religiones. Sólo por esto último, debe ser un tío simpático.

Aquí el autor de autocalifica como de pensamiento derechista ("right-thinking") sensible, aunque en un contexto sarcástico. Dice que conoció a un psicólogo que consideraba que los creyentes en estas majaderías eran gente muy de derechas. Y la verdad que hasta tiene razón. Pero ese es otro tema.

Pone una segunda lista de cosas en las que sí cree: Big Bang, relatividad, agujeros negros, posibilidad de universos paralelos. Todas muy poco paranormales.

¿Qué diferencia hay entre creer en una u otra de las listas? Que una de ellas implica de verdad lo que significa ciencia (y con la que se consigue el progreso social). Aunque las ideas sean tan raras como que dos electrones pueden "comunicarse” a una velocidad superior a la de la luz (o viajar en el pasado), pero que se analizan mediante el método científico. Sin creencias (excepto la de creer que el método científico es válido).
Las “pruebas” para la certeza de la primera lista de paranormalidades se basan en evidencias anecdóticas, que no entran dentro de la razón.

Pero en la ciencia, la de verdad, tampoco todo es blanco o negro. Un ejemplo es la teoría de las cuerdas, cuyos “creyentes” la consideran una posible candidata para explicar el origen de todo, pero de la que no hay una sola prueba experimental, porque se podría incluso considerar incomprobable, lo que no entra dentro del concepto habitual de ciencia.
Pero es discutible, y se pueden hacer comprobaciones de sus postulados.

Lo que tienen en común las “paranormalidades” es que, en principio, son comprobables. Y cuando se analizan de forma objetiva, se comprueba que Lo que tienen en común las “paranormalidades” es que, en principio, son comprobables. Y cuando se analizan de forma objetiva, se comprueba que fallan más que una escopeta de feria

Como pasó con los ensayos de percepción extrasensorial, Ganzfeld (allá por los años 70), que parecen dar resultados positivos sin ser casualidad, pero que han sido rechazados en meta-análisis. Por estar mal planteados.

Pero aún así, considera el autor que los científicos tienen una disposición “natural” a desconfiar de las ideas que se salen de su sistema establecido de conocimiento. Y en eso se basan las paranormalidades, en que van en contra de la ciencia "oficial" (esa en la que las tabacaleras, las farmacéuticas, las transgénicas, la CIA, los Iluminati y las compañías de antenas de telefonía tienen comparados a todos menos a ellos, que lo descubren todo desde sus casas).

En una encuesta de 1970, el 55% de los profesores universitarios de ciencias, el 66% de los profesores de ciencias sociales, el 77% de los profesores de arte y el 34% de los psicólogos aceptaban la idea de que la percepción extrasensorial merecía ser estudiada científicamente. El 50% global lo consideraba imposible (frente al 34% de los psicólogos que pensaban lo mismo).

Debe ser que los psicólogos no quieren competencia.

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