RUSSELL BLACKFORD: INCREÍBLE!
R. Blackford, además de ser uno de los editores del libro, es un escritor de ciencia ficción, crítico literario y filósofo (https://en.wikipedia.org/wiki/Russell_Blackford).
Según cuenta, a los 9 años ya empezó a cuestionarse eso de la religión, pero en su adolescencia trató de creer (cursiva en el original) y terminó siendo el vicepresidente de una organización evangélica universitaria con conexiones internacionales. Pero lo dejó, no de golpe, sino "silenciosamente".
El motivo? Que la realidad del "teísmo abrahámico" no se corresponde con la realidad que desvela la ciencia. La ciencia no necesita ningún dios para explicar las cosas ni al ser humano. Tampoco se creyó eso de que el mundo es malvado y, por tanto, se precisa un dios benévolo, omnipotente, omnisciente y perfectamente bueno, que lo contrarreste.
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Evidentemente esa premisa es bastante débil. Si dios es tan bueno y poderoso, por qué hay maldad en el mundo? Dado que no son capaces de responderlo, se inventan lo del libre albedrío: Ese dios nos deja a nuestra voluntad para que robemos, matemos, violemos (cosas que hacen con la misma o mayor frecuencia los creyentes) y eso, ADEMÁS es muestra de su sabiduría y bondad. Pero cómo es posible que un dios infinitamente bueno pueda desear que hagamos esas cosas a nuestros semejantes o a otros seres vivos?
No es cuestión de pedirle lógica a una creencia, vaya. La respuesta simple no les gusta: Dios no permite eso, sencillamente, porque no existe. Nuestro supuesto libre albedrío no es total, desde la genética hasta la organización social. Vivimos en un mundo macroscópicamente causal.
Y es un poco triste justificar la existencia de un dios como manera de contrarrestar la maldad humana, sea consustancial o aprendida. Como si no fuera con nosotros la responsabilidad de nuestras (malas) acciones. Se precisa un demonio tan invisible como el dios que nos dice que luchemos (y le demos nuestro dinero a sus autoproclamados representantes) si queremos recibir la recompensa final tras una vida en este valle de lágrimas (más para unos que para otros, todo hay que decirlo).
Insisto, por qué ese dios infinitamente poderoso y bueno querría que padeciésemos este sufrimiento? La respuesta creyente es clara, pues la vienen repitiendo desde hace siglos: Somos unos pobres mortales incapaces de entender los motivos divinos. Así que mejor deja de hacer preguntas. La religión precisa crédulos que no tengan remilgos morales.
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Con lo fácil que sería para un dios omnipotente hacernos evidente su existencia... Pero no, según sus autoproclamados representantes eso sería demasiado fácil, tenemos que dejarnos convencer por sus míseros argumentos (o por sus leyes, si persistimos en no rendirnos). Incluso se aprovechan del avance científico, como la evolución, para arrimar el ascua a su sardina.
Por cierto, vaya birria de evolución divinamente diseñada y controlada si lo mejor que va a dar después de casi 14000 millones de años somos nosotros... La verdad es que tiene más sentido crear este mundo en 7 días. Por lo menos puede decir que con tan poco tiempo poco más podía hacer. Ah, no, que es omnipotente y lo de 7 días es una metáfora. A escena el comodín de que no entendemos los motivos divinos.
No hay pruebas de que dios (ningún dios) exista. Sólo argumentos, más o menos sofisticados.
El problema es que, como se indicó antes, hemos dejado que la religión entre en el contrato social: Desde curas en comités de ética médica hasta exención de impuestos y religión en los colegios. Políticos que legislan y jueces que sentencian priorizando sus prejuicios religiosos. Organizaciones religiosas interviniendo en los asuntos públicos, pero totalmente opacas a que se fiscalicen sus riquezas y posesiones.
Como decía Gila, y eso que empezaron en un pesebre...
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