Todo el mundo conoce a Kepler por su enorme contribución a la astronomía en particular y a la ciencia en general.
Pero su vida no fue fácil, sobre todo porque tumbar las ideas de los poderosos curas no suele salir gratis. Eso sí, supo usar el razonamiento para defenderse de los furibundos ataques de los creyentes.
Porque parece ser que su madre era considerada una vieja gruñona. Y en las revueltas que hubo durante la Guerra de los Treinta Años la maledicencia de sus vecinos la convirtió en víctima de la caza de brujas. Los cristianos acusadores aportaban innumerables "pruebas" de su brujería.
Y ahí aparece el razonamiento científico de su hijo, que desmontó todas y cada una de esas falsas acusaciones usando la razón y la lógica. Así, parece ser que una joven acusaba a la madre de Kepler de haberla dejado paralizada temporalmente. Motivo más que suficiente para un cristiano para mandar a la hoguera a cualquiera (algo que hoy en día sigue funcionando: acusar y gritarlo bien alto, que seguro alguien se lo cree). A diferencia de los "justos" jueces cristianos a los que les basta el testimonio como prueba, Kepler investigó y descubrió que la muchacha había estado cargando bastante peso, un magnífico motivo para quedar "paralizada".
Otra acusación tenía que ver con una mujer cuya enfermedad provenía realmente de haberle sido hecho un aborto y no de un acto de brujería. Y así con todas las demás acusaciones.
La inteligencia de Kepler consistió en ser capaz de explicar de forma más sencilla y natural los "actos mágicos".
Las capacidades intelectuales de su hijo fueron suficientes para conseguir que fuera absuelta, pero las injurias y los ataques de sus convecinos minaron la salud de la madre de Kepler hasta el punto de que moría muy poco después.
Comentarios
Publicar un comentario
Los comentarios serán editados por el autor siguiendo su propio criterio