La sumisión de la ciencia a la ideología o a las creencias religiosas nunca produjo resultados de progreso para la gente. Algo que pasa tanto a derecha como a izquierda. En una época en la que la derecha cristiana más reaccionaria e intolerante promulgaba la eugenesia y se conseguía prohibir en varios estados de USA la enseñanza de la evolución, al otro lado del futuro telón de acero no estaban mucho mejor.
En épocas convulsas y de presuntas "revoluciones" como la nazi o la estalinista, el pensamiento se intentó esclavizar para "ajustarlo" a las necesidades políticas. Como en la URSS de Stalin cuando se permitió que un agricultor y sus majaderías presuntamente marxistas llevaran a una gran parte de la población soviética al hambre y al empobrecimiento de los terrenos de cultivo. Además de retrasar la investigación en genética de uno de los mayores países del mundo, prohibiendo su investigación y persiguiendo a los que no se doblegaban al "pensamiento correcto".
El descerebrado de hoy es Trofim Denisovich Lysenko, protegido de Stalin y elevado a la máxima autoridad científica del país, que no dudó en imponer a la fuerza su "revolucionario" método para mejorar las cosechas en un país que tenía que enfrentarse a la colectivización forzosa (después del zarismo latifundista) y al avance nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
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El problema es que a pesar de que la genética casi llevaba un siglo de avance, él creía firmemente en el lamarckismo de principios del siglo XIX. Observó que ciertas semillas de guisante germinaban más rápido con las temperaturas bajas. Para él eso era la "prueba" de que los guisantes se transformaban lamarckianamente, en vez de razonar que se adaptaban darwinianamente a un medio cambiante (incluso se llegó a negar la existencia de los cromosomas y los genes).
Su objetivo era transformar la agricultura para hacerla más "revolucionariamente" productiva. Algo que tuvo muy buena recepción en un momento de hambruna como la que había a principios de los años 30 del siglo XX. ¿Y cómo se iba a conseguir esa "revolucionaria" mejora? Pues aplicando a rajatabla el lamarckismo y así conseguir que, por ejemplo, los cultivos de trigo, que tradicionalmente se plantaban en invierno, pudieran ser "fortalecidos" (a base de provocar cambios lamarckianos sometiéndolos a temperaturas y humedades mayores) y pasar a ser plantados en primavera y así tener cosechas en los duros inviernos soviéticos.
Además, también se implantaros sistemas de rotación de cultivos que, prometiendo no necesitar fertilizantes, sólo produjeron peores cosechas y un empobrecimiento de los suelos. Un desastre que posteriormente requirió años para poder empezar a paliarlo.
Y encima con la invasión Nazi durante la Segunda Guerra Mundial y el desplazamiento de grandes poblaciones hacia zonas menos productivas, las autoridades soviéticas se aferraron a esa promesas "revolucionarias" como a un clavo ardiendo. Tanto, que elevaron a Lysenko hacia la más alta autoridad científica (Director del Instituto de Genética de la Academia de Ciencias Soviética) llegando, en 1948, a prohibir cualquier trabajo científico en contra se las ideas de Lysenko.
Por supuesto, a la ideología fanática, como a la religión, la realidad sólo es una molestia, incluso cuando las pruebas experimentales (en otros países, pues en la URSS nunca había resultados negativos) desmontaban una y otra vez la veracidad de la transmutación lamarckiana. Hubo que esperar a la muerte de Stalin (en 1953) para que se supiera el lamentable estado de la agricultura soviética y la miseria y hambre que estaban padeciendo millones de personas.
De sobra es conocido que durante la época zarista la población no estaba en mejores condiciones. Lo que produce tristeza es que se dejase que el péndulo oscilase completamente para no mejorar nada. Aunque durante la etapa de Lenin (básicamente cuando Trosky aún no había caído en desgracia) se mantuvo la tradición de tratar bien a los científicos, fue el ascenso de Stalin el que degeneró en terror y adoctrinamiento forzado (para los demás, que la élite del Partido seguro vivían como zares): La ciencia independiente pasó a ser contra-revolucionaria, saboteadora, decadente y burguesa, persiguiendo, deportando o directamente asesinando a los disidentes clasificados como "enemigos del pueblo". La ciencia "revolucionaria y correcta" era la que servía con ciega disposición a los principios stalinistas.
Aún demostrándose lo erróneo de las "ideas" de Lysenko y el daño y miseria producidos en la URSS por su aplicación obligatoria, siguió siendo el director del Instituto de Genética hasta 1965. El propio Nikita Khrushchev reconoció que Lysenko había provocado que la investigación agraria estuviera 30 años en la oscuridad. También Andrei Sakharov señaló el profundo daño que había producido a la ciencia y a los científicos.
Una prueba más del daño que se consigue cuando la política y la religión pretenden domeñar a la ciencia.
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